Ayer crucé el Esequibo, frontera natural para mi y para la mayoría de venezolanos con la República Cooperativa de Guyana. Aunque la bandera refleje otra cosa, pienso y creo que existen fundamentos probatorios para considerar al río Esequibo como nuestro; sin embargo, y es muy triste reconocerlo, en esta parte del mundo nadie, absolutamente ninguno de los habitantes, se considera venezolano. Hemos perdido no solo la soberanía sobre estas vastas tierras, sino también hemos abandonado y permitido el adoctrinamiento e ideologización de todos los venezolanos al occidente de este emblemático río.
Resalto que hay tiempo, pues por todo lo anteriormente visto Guyana tampoco ha hecho mayor cosa en la región, pues la infraestructura es bastante precaria en todos los aspectos, no hay ciudades grandes y más bien se asemejan a pueblos pequeños esparcidos a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional. A mi modo de ver, los habitantes de nuestra zona en reclamación viven bajo los efectos de una intensiva propaganda donde constantemente se ve a todo lo venezolano como enemigo y pernicioso, algo tan irreal y absurdo pues me consta de hecho que la región vive del contrabando con nuestros productos e incluso de nuestro combustible. Lamentablemente también veo que existe muy poca vocación a nivel gubernamental por dirimir de una vez por todas este litigio, quien sabe bajo que intereses de por medio y peor aún, la actual crisis de mi país podría ser aprovechada por Guyana para poner fin a cualquier petición venezolana.
En fin, hablaré de Parika, este es el primer puerto fluvial de Guyana atravesando el Esequibo. Es un sitio donde el comercio es bastante activo y muestra de ello lo representan la presencia de varios bancos internacionales.
Cuenta con una pequeña estación de policía muy parecida a las que se ven en las películas del género western, un pequeño hospital y como siempre, varios templos religiosos que contrastan en la diversidad de creencias, hay adventistas, musulmanes, cristianos, hindúes y muchas sectas más. la imagen de abajo corresponde al Templo Hindú de Parika.
Existe una gran carretera que comunica con la ciudad de Tuschen (donde actualmente me encuentro), la cual no solo atraviesa toda la localidad, sino que nos permite conocer el principal destino de la zona, el mercado, el cual se encontraba cerrado al momento pues el día principal es el domingo.
Siguiendo por la carretera, a no más de cinco minutos encontramos un club privado que se encarga de administrar la playa Bushy, sin duda lo mejor que vi. Desde ella se pueden ver los ferrys que cruzan el Esequibo hasta Anna Regina.